Cierto señor Dembscher le debía a Beethoven cincuenta marcos y el compositor, que jamás tenía un céntimo, se los reclamó. «Muss es sein?» (¿debe ser?), suspiró desolado el señor Dembscher y Beethoven se echó a reír alegremente: «Es muss sein!» (¡debe ser!)», e inmediatamente anotó aquellas palabras y su melodía.

Compuso sobre aquel motivo realista una pequeña composición para cuatro voces: tres voces cantan «es muss sein, es muss sein, ja, ja, ja», «tiene que ser, tiene que ser, sí, sí, sí» y la tercera voz añade: «Heraus mit dem Beutel!», «¡Saca el monedero!«.

Ese mismo motivo fue un año más tarde la base de la cuarta frase de su último cuarteto opus 135. Beethoven ya no pensaba entonces en el monedero de Dembscher.

La frase “es muss sein!” le sonaba cada vez más majestuosa, como si la pronunciase el propio Destino. En el idioma de Kant, hasta el “buenos días”, con la entonación precisa, puede adquirir el aspecto de una tesis metafísica. El alemán es un idioma de palabras pesadas. De modo que “es muss sein!” ya no era ninguna broma, sino “der schwer gefasste Entschluss”.

“La insoportable levedad del ser”, Milan Kundera.

Hola. Mi nombre es Nicole Pretell y me dedico a la gestión cultural, generando vínculos entre las artes visuales, escénicas, música, cine, humanidades y la sociedad. Esos puntos de encuentro, esos espacios protegidos de comprensión y creación, esas tramas, son mi pasión. Es muss sein es mi excusa para extender ese cableado de vínculos a todo lo demás, compartiendo cartas que traman desde lo chiquito, lo vivencial, hasta el poso emocional o perfume que deja lo transitado. Algo que tenía que ser, o es muss sein.

El cuarteto de cuerdas n.º 16 en Fa mayor Opus 135 «La difícil decisión» de Beethoven. Escúchalo en el link.

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Quiero una vida chiquita y ridícula, como la de los gatos.